Insultar es un arte que requiere mucha precisión, cierto grado de creatividad y, sobre todo, una facilidad de improvisación que no siempre nos aparece en el momento oportuno. ¿Cuántas veces nos hemos quedado en blanco a la hora de elegir el insulto más adecuado que pusiera en su lugar al individuo en turno?
martes, septiembre 19, 2006
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